Contarle al novio
Estimada Señorita Duraya, Mi novia y yo nos casamos la próxima semana. Durante los últimos dos años, he acostumbrado a tomar Viagra antes de tener relaciones sexuales, pero ella no sabe nada. ¿Debería contárselo antes de la boda? Descubrir que tu futuro marido usa Viagra no es la peor noticia del mundo. No es como si engañaras a la novia. Si estuviera tomando Viagra para engañar a la novia, ya se trata de otro asunto. Sin embargo, si tenemos en cuenta la planificación, la inversión emocional y los gastos no reembolsables que intervienen en una boda, es preferible abstenerse de hacer grandes declaraciones personales a la prometida o prometido, a menos que se trate de algo del estilo de “Soy gay” o “Estoy embarazada del hijo de tu mejor amigo”. Cualquier cosa menos urgente puede esperar hasta después de la luna de miel.
Agradecimientos al médico
Estimada Señorita Duraya, En mi última revisión, el médico me pasó una muestra gratis de Viagra. ¿Debo enviarle una nota de agradecimiento? A menos que su médico brinde una atención verdaderamente extraordinaria o necesaria para salvar una vida, o –como en este caso-, si le regala la dosis de un año de Viagra en muestras gratis, bastará con un simple “Gracias, doctor” verbal. Con eso expresará suficiente gratitud por cualquier servicio médico que se le brinde o por los medicamentos que le dispensen. Si está muy emocionado, puede añadir algo como “Aprecio su consideración y su sensibilidad en este asunto”. Siempre y cuando él demuestre tener esas cualidades con sus pacientes.
Cuándo tomar la píldora
Estimada Señorita Duraya, Necesito el Viagra para mantener una erección. He descubierto que el fármaco tarda una media hora en hacer efecto. ¿Cuál es el momento más indicado para tomarlo si he salido con una mujer y es probable que tengamos relaciones sexuales? No quiero que tengamos que quedarnos esperando, los dos incómodos, a que yo esté “listo”, pero me parece raro tomarlo en un restaurante mientras estamos cenando. Si lo que le preocupa es tomar la pastilla en público, no
cuesta demasiado hacerlo discretamente. Bastará con ausentarse un momento a la
barra o con hacer un sencillo juego de manos y deslizarla entre los labios. Sin
embargo, al parecer lo que de verdad importa es en qué momento. Si conoce bien
el itinerario que seguirán esa noche y está seguro de que la cita acabará en una
habitación, adelante, tome la pastilla antes de que vayan adonde sea que piensan
ir para tener relaciones. Sin embargo, no tiene para qué precipitarse y tomar
una pastilla que no necesita. Por eso, es muy importante que usted y la persona
con que sale se encuentren sintonizados. Se enfrentará a una larga noche de
padecimientos solitarios si el ardor de la dama no se corresponde con el suyo o
si a ella se le ocurre rechazar sus intentos para seducirla. Recuperación de un frasco perdido Estimada Señorita Duraya, Hace poco tuve un encuentro de una noche con una mujer que conocí en Internet y, por descuido, me dejé mi frasco (casi lleno) de Viagra en su departamento. Pensé en volver a pedirle que volviéramos a vernos, sólo para recuperar el Viagra, pero no quiero darle la impresión de que me interesa en serio. Acaba de aprender, de la manera más rotunda posible, por qué nunca debería
llevar consigo toda su provisión de Viagra. ¿Acaso no ha aprendido nada del
ejemplo de Rush Limbaugh? Me temo que tendrá que olvidarse del episodio y
tomárselo como una cara lección. Vuelva a comprar y, de paso, invierta unos
pocos dólares en una cajita, de manera que pueda llevar una o dos píldoras cada
vez.
Repartición de costos
Estimada Señorita Duraya, Cuando le sugerí a mi novio que probara Viagra para tratar sus “dificultades
técnicas”, él pensó que era una buena idea, pero ahora dice que no puede pagar
la consulta y la receta, y quiere que yo pague la mitad de los gastos. Cuando le
dije que de ninguna manera, él señaló que fue mi idea, para empezar, y que yo me
beneficiaría de ello tanto como él. Él es el que sufre de disfunción eréctil así
que pienso que debería pagar su propia factura médica. ¿Quién tiene razón? No quiero entrar en los detalles de la práctica de repartir las pastillas, así que abordaré la primera parte de su pregunta, con lo cual no será necesario contestar a la segunda. Si su novio ha tenido disfunción eréctil desde hace un tiempo –o aunque no la tenga- seguro que sabe que el Viagra es una opción viable y preferida en el tratamiento de la disfunción eréctil. Si actúa como si nunca se le hubiera ocurrido tomar Viagra antes de que usted lo sugiriera, me inclino a pensar que no es un chico demasiado ingenioso. Sospecho también que se trata de una persona un poco tacaña. Si usted tuviera un problema médico que influye en su vida sexual –por ejemplo, una infección de hongos- ¿estaría él dispuesto a pagar la mitad de la consulta a su ginecólogo y de la receta de Monistal? ¿Usted esperaría que así fuera? Hasta que una pareja comparta los gastos en todos los planos, uno de ellos no tiene por qué subsidiar los gastos médicos del otro. Como un acuerdo intermedio, dígale que no pagará la mitad de su Viagra, pero que está dispuesta a renunciar a las cenas y otras diversiones de gastos compartidos hasta que él ahorre lo suficiente para cubrir los gastos médicos.
Aprovechando al máximo
Estimada Señorita Duraya, Cuando uso Viagra los efectos suelen durar varias horas, a veces hasta después de que me he ido del departamento de la chica con que he salido esa noche. ¿Si me estoy viendo con más de una mujer, ¿sería de muy mal gusto ir a tener relaciones sexuales con una segunda mujer mientras me encuentro bajo los efectos de la misma pastilla de Viagra? Parece una pena desperdiciar una erección múltiple. Si posee la habilidad social, la rapidez y el ánimo para abordar una maniobra como ésa, y si usted y la dama están de acuerdo en que por esa noche la actividad ha cesado, la señorita Everhard no ve motivo alguno para disuadirlo de buscar el néctar en la siguiente flor. Sin embargo, recuerde que enfrentarse a dos tareas sexuales en una misma noche sin ofender a ninguna de las dos mujeres requiere cierta planificación y discreción de su parte. En realidad, no hay ninguna diferencia con tener una líbido naturalmente activa y necesitar tener relaciones sexuales varias veces al día con distintas personas para satisfacer su deseo. Introducir el Viagra y su abanico de oportunidades en la ecuación no puede ser un pretexto para comportarse como un canalla. Aunque las dos mujeres estén al corriente del montaje, usted debería observar cierta consideración y cortesía elemental. Hágale saber con antelación a la primera mujer que sólo está disponible para una sesión rápida e infórmele de la hora en que debe irse para que ella no tenga la sensación de que la abandona. También debería darse un respiro entre las dos citas para ducharse y cambiarse de ropa, ya que a su segunda amiga probablemente no le agradaría sentir los aromas de otra mujer en usted. Y a ninguna de las dos mujeres hace falta recordarles que no son las únicas beneficiarias de las atenciones brindadas esa noche gracias al Viagra. Dependientes indiscretos Estimada Señorita Duraya, Siempre he detestado tener que recoger mi receta de Viagra en la farmacia de mi seguro HMO porque el personal es muy indiscreto. Hablan tan alto que los paneles de privacidad entre las ventanillas no sirven de nada. Uno de los dependientes me dijo, alto y claro: “¿Viene a buscar su receta de Viagra, señor Evans?”, o a veces grita hacia la trastienda: “¿Nos queda Viagra de pastillas de 100 milígramos?” ¿Cómo puedo darle a entender al personal que su comportamiento no es profesional? La señorita Duraya recuerda con nostalgia aquellos días en que la discreción era lo más valorado en el servicio al cliente. Sin duda, la farmacia suele ser un lugar ruidoso y lleno de gente, y el personal sólo quiere hacerse oír. Sin embargo, se puede tener tacto aún cuando se tenga que gritar por encima de un montón de clientes que gruñen y bebés que lloran. El dependiente podría sencillamente preguntar: “¿Qué receta viene a buscar hoy, señor?”, lo cual le daría a usted la oportunidad para inclinarse hacia delante y contestar en un tono de voz que no le obligue a hacer pública la información médica. También podría actuar decididamente, acercarse a la ventanilla y decir “Vengo a buscar mi receta de Viagra”. Si vuelve a experimentar un incidente como el que describe, sonríale educadamente al dependiente y coméntele: “Qué bien que hayan puesto estos paneles para favorecer la privacidad de los clientes”. Puede que una reclamación suya ante el departamento de atención al cliente de su seguro HMO los motive para llevar a cabo una nueva formación del personal, puesto que los dispensarios de salud están obligados por disposiciones legales a proteger la intimidad de los pacientes. Entretanto, antes de que necesite otro frasco, averigüe si su seguro HMO ofrece una opción de compra por correo.
A los amigos que piden muestras gratis
Estimada Señorita Duraya, Uno de mis amigos supo que tomo Viagra y me preguntó si podría convidarle una pastilla para que “lo pruebe”. Le dije que si quiere su propio Viagra, consultara con su médico. ¿He hecho lo correcto? ¿Cómo consigo que deje de darme la lata con el tema? Lo que le pide su amigo es inapropiado por diversos motivos pero, como sucede con todas las demandas inadecuadas, un simple “No” sin más explicaciones es lo único que debería bastar. Si su amigo insiste, infórmele que los laboratorios farmacéuticos entregan a los médicos numerosos medicamentos a modo de muestras, precisamente para este fin. Si él insiste en no entenderlo, pregúntele abiertamente: ¿Acaso tengo pinta de médico? Como es de esperar, esto no será demasiado eficaz si usted trabaja, efectivamente, en la profesión médica.
Cómo lidiar con los chistes de Viagra
Estimada Señorita Duraya, Llevo varios años tomando Viagra y, al parecer, hace poco se supo en la familia de mi mujer. Ahora resulta que mi cuñado no deja de ponerme las cosas duras (no es un juego de palabras) a propósito de ello. Cada vez que nos reunimos en familia, él empieza a contar chistes de Viagra, y yo sé que lo hace sólo para humillarme. ¿Cómo puedo conseguir que renuncie a ello sin provocar una disputa familiar? Se diría que su cuñado es el alma de la fiesta. Déme su número de teléfono para que pueda invitarlo a mi próxima reunión social. Contar chistes subidos de tono en una reunión familiar es, para empezar, una conducta deplorable. Hacerlo a expensas de alguien de la familia es añadir el agravio al insulto. La mejor manera de tratar los chistes insípidos o insultantes es devolviendo una sonrisa discreta y observar un elocuente silencio, o preguntar, intrigado “Perdón, ¿eso pretendía ser divertido?” Lo más probable es que usted no sea la única persona que se sienta incómoda con las pretensiones humorísticas de su cuñado. Si es tan buen cómico, sugiérale que busque material nuevo, porque los chistes de Viagra están muy pasados de moda, a menos que traten de acontecimientos actuales. Sin duda tendrá el apoyo de otros que se ven obligados a escucharlo y que están cansados de su numerito.
Sencillamente decir no
Estimada Señorita Duraya, Soy un hombre soltero gay y hace poco tuve una curiosa experiencia con un hombre con que empecé a salir. Cuando volvimos a su departamento, la segunda vez, me ofreció una pastilla de Viagra y otra sustancia que no nombraré para no incriminar al culpable. No me sentía cómodo con aquello, sobre todo porque no lo conocía demasiado bien, y se lo dije. Él reaccionó como si estuviera muy ofendido y nuestra cita acabó bruscamente. ¿Hay una manera más elegante de lidiar con una situación como ésa? Podría intentar diciendo: “No, gracias, soy alérgico”, o “¿No te importa si me lo guardo para llevármelo?
Maridos muy entusiastas
Estimada Señorita Duraya, Tengo setenta y cinco años y mi marido tiene ochenta. Ha usado Viagra durante los últimos cinco años. El problema es que él disfruta demasiado y, francamente, yo necesito un descanso. No es que no quiera tener relaciones sexuales. Sólo que preferiría que no estuviera tan… ya sabe… tan vigoroso. ¿Cómo consigo que deje de tomarlo? Si le escondo las pastillas, él va y compra otro frasco. Una vez que el genio azul ha salido del frasco, es muy difícil obligarlo a entrar nuevamente. Es poco probable que su marido renuncie del todo al Viagra. Una opción sería informarle que hasta que los laboratorios farmacéuticos inventen un equivalente para las mujeres, él tendrá que moderarse. También podría explicarle que, si bien usted disfruta de sus caricias amorosas, la mayoría de las veces prefiere que sólo se abracen. Motívelo para que encuentre algún pasatiempo que le permita canalizar sus “energías”. Quizá se canse lo suficiente y se quede dormido antes de que tenga la oportunidad de tomar su dosis nocturna.
Discreción durante el coito
Estimada Señorita Duraya, Si una dama inicia unas relaciones sexuales con su compañero y sabe o tiene motivos para creer que éste ha tomado Viagra antes de tener relaciones sexuales, ¿se consideraría de mal gusto de parte de ella hacer referencia a eso durante el acto? ¿Por qué habría de suponer una dama que el vigor o la duración de un caballero en la cama se debe a otra cosa que al deseo que él tiene de ella? Aunque lo haya visto de soslayo tomando la pastilla, fingiría ignorarlo. Si el caballero menciona haber tomado el Viagra, seguiría siendo recomendable que la dama se guardara sus comentarios, en caso de que el caballero esté “bromeando” como subterfugio. |